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Taller Literario de Salinas

La bestia

Nadie hubiese podido decir si el control que ejercía sobre los sentimientos había sido  adquirido o  era de nacimiento. Jamás dejaba que las emociones la afectaran más de lo debido; por un amor nunca hubiese renunciado a un proyecto, ni la vista de un niño muerto de hambre en un telediario de la noche, le hubiese quitado las ganas de comer. Así pues, no era de extrañar que no tuviera muchos amigos y que no compartiese nada. Un sinfín de manías regían aquella vida  y una de ellas consistía en un paseo, cada mañana, al borde del mar; nada más llegar a la playa se descalzaba… ¿Compulsión? Quizás… pero el caso es que, invierno o verano, siempre lo hacía, y cuando las primeras pisadas en la arena eran las de ella, se sentía como una conquistadora en una tierra sin explorar. Mas aquella mañana, alguien se le había adelantado; eran huellas de hombre-gigante y, cosa del azar tal vez, pisó justo donde él lo había hecho. De inmediato, le llegaron un montón de emociones de las que no había sabido nada  hasta aquel día y que la embriagaron… podía pensar y sentir todo lo que aquel ser pensaba y sentía, entonces, deseó poseer su alma. Para eso tenía que ir tras él y acelerar el paso siguiendo las huellas. Al cabo de unos minutos  vislumbró  la silueta del hombre; empezó a correr notando como la piel se le iba transformando hasta adquirir  el aspecto de la de los camaleones, y como la lengua se le iba alargando, enrollándose y llenándose de babas. Cuando estuvo lo bastante cerca del gigante emitió un sonido que hizo que el hombre se diera la vuelta y se estremeciera; apenas si hubiera visto a la mujer que, con la piel color arena, le estaba retando, ahí,  donde el mar y la tierra se funden, de no haber sido por aquellos ojos… unos ojos  de reptil enfocando a una presa, y  nada pudo hacer cuando  con  fuerza  y furia la bestia lanzó su lengua de camaleón justo allí donde reside el alma.  Dicen que durante meses, un gigante sin alma vagó por aquella playa, y que, un día, le vieron  adentrarse en el mar. 

                                                                                         Elegantex

 

1 comentario

Xeres -

Me gusta la idea de la mujer reptil que come las almas de los hombres. Se deberían comer unas cuantas... ¡Es que a veces me sale la vena feminista...!