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Taller Literario de Salinas

De Desconocida@hotmail.com para Pérezalberto@hotmail.com.

 

El hombre abrió por tercera vez su correo. Ahí seguía. No, no había soñado. Al lado del pequeño sobre amarillo la frase “De una desconocida”. Su dedo hizo clic en el ratón y volvió a abrirlo. No había duda. Aquella carta iba dirigida a él. De: Desconocida@hotmail.com. Enviado: sábado 12 de diciembre de 2009, 11.00 h y para: Pérezalberto@hotmail.com.

Con un nombre y un apellido tan comunes fue muy fácil dirigirse a él. Siempre se lo decía su hijo, que con una dirección tan sencilla le iban a llenar el correo de basura. Esta vez no era basura, era algo más serio. Y acongojado, volvió a leerla por tercera vez:

“Carta de una desconocida:

Te escribo con total sinceridad, sin ningún tipo de inhibición. Para mí siempre serás un desconocido y eso me libera. Puedo contarte oscuras historias de mi vida que nunca se las contaría a nadie porque, ironías de la vida, nunca sabrás quién soy. Tengo cuarenta años y una enfermedad que dicen me acompaña desde la adolescencia. Me gustan los hombres, que también ven algo en mí que les atrae y me gusta el sexo. He tenido varios amantes. Con el sexo prefiero experimentar, lo tradicional me aburre. Ahora, mientras escribo estas líneas ¡Todo es tan vívido! ¡Sí!, ¡Ahí están! Las sensaciones, los olores, las imágenes. Sentir la calidez de la arena de la playa que erizaba mi piel desnuda mientras unas manos ávidas recorrían mi cuerpo… percibir el olor acre de nuestros cuerpos en el angosto reservado de aquel tugurio infecto… recordar con placer las posturas inverosímiles de nuestros cuerpos para adaptarse al asiento trasero del coche… A veces, estoy yo sola con varios hombres y me convierto en su juguete y me gusta. Veo sus cuerpos desnudos, sus gestos lascivos, sus manos tocándome pero no soy capaz de distinguir sus rostros. Tampoco sé sus nombres. Mi psiquiatra dice que son fantasías. Yo no se lo digo, pero a veces también tengo fantasías sexuales con él y entonces lo hacemos encima de la mesa, en el diván, en la alfombra... O ¿no me lo estoy inventando y en realidad lo hacemos? Tal vez… tal vez suceda. Creo que hay algo obsceno en la forma que tiene de mirarme. Todo es tan oscuro en mi cabeza… y estas voces que me hablan y me gritan.

Desde mi ventana abierta veo el cielo azul y oigo las risas de los niños en el parque. Yo, de niña nunca reía. Siempre tenía miedo y me escondía para que mi padre no me encontrara cuando llegaba a casa. Pero él me buscaba. Primero ponía sus manos en mi cuerpo y me tocaba. Cuando mis piernas se hicieron largas y mis pechos comenzaron a notarse fue mucho peor. Y así continuó hasta que me casé. Se lo conté a mi madre pero no me creyó. Dijo que me lo estaba inventando. Que todo eso estaba sólo en mi cabeza porque yo estaba enferma. Y ahora ya no sé si es cierto. Pasó todo aquello… ¿Y yo me volví loca? ¿Yo estaba loca y me lo inventé?... ¿Son también fantasías? No lo sé…No lo sé…mi cabeza está llena de imágenes, de caras, de voces… Cuando le pregunto al psiquiatra no quiere contestarme porque según él su único punto de referencia soy yo. La realidad y la ficción viven en mi mente y sólo yo puedo separarlas. Muchas veces, andando por la calle me persiguen. No sé quién son pues no tienen ojos, ni nariz, ni boca. Son cuerpos con cabezas sin rostro. Y sin embargo me gritan. Entonces me tapo los oídos con las manos y corro hasta que caigo agotada. Hay momentos en los que pienso en mi padre con cariño. Recuerdo aquella ardilla de madera que talló con su navaja para luego regalármela. Era una ardilla que comía una avellana y con sus patitas delanteras la sujetaba, mientras su hocico la mordía. Mi padre era carpintero y olía a madera. A mí me gustaba su olor. Un hombre que talla una ardilla de madera para su hija, ¿puede hacerle cosas malas?... Mis padres están muertos desde hace muchos años. ¡Muertos y bien muertos! Después de casarme nunca más quise saber nada de ellos. Los odiaba por lo que me hicieron. Cuando cumplí seis años me regalaron una bicicleta. Mi madre era costurera y para poder comprármela le dolían los ojos de coser tanto. Ahora estoy llorando porque recuerdo sus ojos hinchados y rojos. La echo tanto de menos… Sé que ellos hablaban de mí con mi marido y con mis hijos. ¿Mis hijos? ¡No! ¡Mis hijos no! ¡No quiero saber nada de ellos! ¡No hagáis que los recuerde! Yo ya los olvidé. Odiaba sus llantos y sus bocas siempre pidiendo y sus manos que no querían dejarme marchar. A veces, esas pequeñas manos acariciaban mi pelo y yo me reía. Entonces me gustaba tocar su piel, que bajo mis dedos tenía la tersura de los melocotones. ¿Dónde están? ¿Me abandonaron? ¿Los abandoné yo?... Estas voces martilleando en mi cabeza. ¡Si! ¡Ahora os atenderé! Sólo dejadme acabar…Tengo que contar lo que mi marido intenta hacerme. ¡Quiere envenenarme! Me da pastillas y me dice que son por mi bien. Yo hago que me las tomo pero me las meto debajo de la lengua y cuando no me ve las escupo. ¡Qué cielo tan azul! Y esa nube blanca… El aire es frío. Miro la calle. Debajo de mi ventana, empequeñecido por la distancia, hay un seto y al lado un rosal. ¡Ya lo sé! ¡Ya lo sé! ¡Debo hacerlo! Sólo así se terminará el dolor y no os escucharé más. Es fácil, primero saco una pierna, después la otra, me siento en el alféizar de la ventana, un pequeño impulso y… la paz.”

Pérezalberto@hotmail.com se quedó pensativo. ¿Qué hacer? ¿Era todo una broma pesada? Aquella mujer desesperada, ¿realmente existía? Pero si era real no quería contestarle. No sabría qué decirle y además habían pasado seis horas desde que ella le había enviado su carta. Posiblemente ya estaría muerta. O no y seguiría debatiéndose en su locura. Decidió que no quería saberlo. Pérezalberto@hotmail.com hizo clic y eliminó aquella carta de su correo electrónico.

Xeres

3 comentarios

sandex -

Me gusta tu estilo; algunas personas tienen el don de escribir y plasmar sentimientos, como tú haces, que al leerlos, talmente parece estar excuchando una confesión de viva voz y sintiendo como cada personaje de su relato; conectas

Bordex. -

!Tremendo!Es increible lo que se puede sentir leyendo este texto !eres buena, pitufilla!

elegantex -

varios temas muy dificiles de abordar se entremezclan a lo largo de tu relato y lo haces con mucha maestría... y luego ese "clic" final del prefiero no saber... del mejor será no hablar del tema... un texto que no puede dejar indiferente a nadie.