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Taller Literario de Salinas

Señales de humo

Tan ocupados estamos en apagar, conectar, cargar, silenciar, borrar, comprobar, eliminar, organizar, buscar redes y cobertura que nos hemos olvidado de que nuestros teléfonos fueron hechos para comunicar.

En casa tengo cinco teléfonos (entre fijos y  móviles). Desde la base que los alimenta me miran con cierta arrogancia.

--¡Anda, atrévete a llamar! parecen decirme cuando de repente noto el irresistible impulso de descolgar uno y marcar tu número. Y la verdad es que no me suelo atrever, soy de naturaleza cobarde; ¿y si nos es la hora adecuada? ¿y si está ocupado? ¿y si le molesto? ¿y si lo coge ella? Con tantos ¿y si…? me asusto y renuncio.  Sin embargo, hace cosa de unos días, en una de esas renuncias tuve una gran idea, o eso me pareció en aquel momento. Cogí todos los teléfonos, un bidón de gasolina y les prendí fuego en la terraza de casa. Cuando el humo fue lo bastante denso, me quite la camiseta y empecé a mandar mensajes a la manera de los indios... ¡por fin podía comunicar contigo! En el cielo, en letras bien grandes, estoy segura de que pudiste ver mi   “te quiero”, cosa que, por otra parte,  también pudo ver la  vecina de enfrente, la del quinto, Doña Engracia. Llamó a la policía por escándalo público y acoso a su marido al que, según me contaron,  mis pechos impactaron. 

Ahora estoy en la comisaria  y antes de mandarme al manicomio me dejan hacer una última llamada pero no la haré… ya saben… ¿y si?                                                           Elegantex

 

 

3 comentarios

Xeres -

¿Porqué será que a todos los diferentes los mandan al manicomio? Y si...¿es que no son diferentes y están realmente locos?

Anónimo -

¡Qué bueno!!Hay tantos "y si" en nuestras vidas...

Bordex. -

A mi también me apetece hacer lo mismo !pero no ir al manicomio! Eso ya no... es bueno