Blogia
Taller Literario de Salinas

UN OBJETO MILENARIO

El día que Mercedes nos mandó llevar un objeto, yo llevé uno; creo que alguno de vosotros lo visteis. Estaba haciendo el Camino de Santiago el siguiente día que llevasteis el objeto y ese día, os puso la tarea de escribir aquello que oralmente habíais descrito de vuestro objeto. Hoy aunque ya no voy a haceros la descripción oral del mismo, si quiero escribir sobre él.

Si os recordáis, mi objeto era “un hacha de piedra pulimentada”, es un objeto que puede tener entre seis y ocho mil años; no en mi poder, claro, pero…ahí está precisamente lo curioso de mi objeto.

Lo encontré en una finca que tengo en La Braña, cavando la tierra. Cuando compré esta finca hace unos 30 años, tuve una sensación muy extraña; era como si de alguna manera, no me creyese que podía comprar una finca tan magnífica que a la vez era como…un lugar conocido para mí.

Unos años después, plantando manzanos, me encontré con una zona de subsuelo con una capa gruesa de tierra negra, como restos de una hoguera. Una vez más, volvió a asaltarme la sensación de reconocer aquel lugar y empecé a fantasear pensando que podría haber encontrado restos de alguna zona poblada en la antigüedad, en la que había sido quemado el bosque para ser utilizada, o tal vez los restos de esa época en la que los humanos vivieron entre la existencia en las cavernas y los castros y de la que por los materiales empleados para la construcción de sus poblados, no existen restos.

Un par de años después, mientras preparaba la tierra para sembrar patatas, (recuerdo que estaba ya anocheciendo y casi ya no veía lo que estaba haciendo) al voltear una palada con un “palote”, salió una piedra  manchada con el mismo color que la tierra que trabajaba; mi mujer estaba a mi lado cuando salió de mi un grito; el grito: ¡un hacha!; pero aquella no era <un hacha> sino que tuve la sensación de que era <mi hacha>, la reconocí inmediatamente; mi mujer pensó al principio que se trataría de una vieja hacha de hierro pero, cuando me vio con una piedra en la mano dijo: ¡pero si eso es una piedra!  Pero yo, incluso antes de lavarla, sabía que acababa de desenterrar era un hacha de piedra del neolítico.

Un tiempo después vino un arqueólogo a mi finca, reconoció el hacha y me dijo que se trataba de un “hacha votiva” y que aunque muy deteriorados, parecía apreciar dos túmulos en la finca; luego me preguntó por un canto rodado que yo mismo había colocado en un muro de piedra que hacía poco había hecho, quiso saber de dónde la había sacado a lo que le respondí que lo había cogido allí mismo; años después, otro arqueólogo me pidió que quitase aquella piedra del muro y contrastó que se trataba de un canto rodado convertido por alguien hace miles de años en un “bifaz”; sin embargo, aquel otro instrumento prehistórico, no produjo en mi la misma sensación que me había producido el hacha; mi mano no sentía lo mismo cuando tocaba el uno y la otra.

Hace casi veinticinco años de aquél acontecimiento y ahora tengo la necesidad de escribir sobre todo esto; así que, he pensado que voy a tratar de escribir una novela, que trate de enlazar la circunstancia que hizo que ese hacha llegase a lo que hoy es mi finca, con la compra de la misma, el posterior descubrimiento del hacha y las sensaciones que esta  produjo en mi.

 Sandex

2 comentarios

elegantex -

¡Adelante!

Bordex. -

Igual estabas allí en otra vida ¿no crees?