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Taller Literario de Salinas

uno viejo que le ofreci a Dominique

Al entrar Carmela en el Cortijo vio a todos sus compañeros tirados en un charco de sangre.

Carmela, que llegaba tarde al entrar sonreía y de repente puso cara de espanto, al ver la cara que traía Carmela todos saltamos pensando que estaba a punto de darle un sincope. Nos acercamos y logramos tranquilizarla. Nos conto que venía de casa de Dominique donde se había comido unas setas, eso creía ella, que le habían caído mal y al entrar había tenido una visión muy extraña de todos nosotros en un charco de sangre.

Una vez tranquilizada Carmela empezó la cena, los cuentos, los aperitivos y las tapas especiales que había traído Tere. Vaya sorpresa a la media hora todos estábamos como Carmela cuando llego: colocados. Al empezar la reunión alguien había pasado unos pimientos de padrón rebosados hechos en casa que en realidad eran peyotes mexicanos a la romana. Su efecto era evidente.

Alejandro declamaba en voz alta uno de sus versos que rimaban en miento, eso sí con mucho sentimiento.

Begoña los traducía al inglés bailando sobre la mesa, mientras Encarna y Malala dirigidas por Dominique trataban de cantar en francés el “frere jaque, donne vous, sone le matiné ding dang dong”.

Maria que se había quitado las medias panty las tiraba al aire tratando de colgarlas de las aspas del ventilador del techo y Carmela la animaba mientras aullaba como un coyote.

Michael cantaba por bulerías tratando de imitar a Camarón de la Isla. Y gritaba periódicamente “que viva la merluza y los pimientos de Padrón”

En ese justo momento Alfonzo un poco achispado, con ojos de loco, saltaba detrás de la barra y acaparando todas las botellas de chupitos, rodeándolas con sus brazos las ocultaba del camarero, y con un paraguas las defendía cual Dartagnan mientras gritaba que eran suyas y de nadie más.

También nos enteramos de las causas del cierre de la Gaspara, porque la policía lo cerró al llegar de madrugada y encontrarnos en el local todos colocados. La merluza a la romana y los pimientos de Padrón que nos brindó Tere, realmente eran peyotes rebosados y las setas eran hongos alucinógenos mexicanos que la policía supuso contaminados con las setas leonesas que tenía el dueño de la Gaspara, pero eran en realidad los que importaba Dominique de Oaxaca en México a través de sus contactos de los bajos fondos.

Aunque la distribuidora de los hongos y peyotes más eficiente había resultado ser Tere, era sensacional la actuación que lograba con su disfraz de monja y la naturalidad con que se presentaba pidiendo donaciones en todos los bares y restaurantes de la zona que le había asignado Dominique. Esa misma tarde había logrado distribuir un alijo enorme de hongos y de peyote llegado la semana pasada.

A David que no le gustaban ni los pimientos de padrón ni la merluza, se preguntaba preocupado que había pasado, extrañado del comportamiento de sus alumnos siempre tan cuerdos y tranquilos y  muy serio nos informaba que la tarea para el próximo miércoles era escribir un relato sobre Carmela y un charco de sangre.

 

4 comentarios

y sigo sin querer queriendo -

torrente deimaginacion.

Xeres -

Siento haberme perdido esa cena con tanta seta y hongo alucinógeno...

elegantex -

tal vez no pueda ir a la próxima reunión... me tengo que ir a Oaxaca para recoger ( con Tere ) un nuevo pedido... gracias Bulldox!

bordex -

Te prometo que no volveré a comer setas.
Gracioso