PALABRAS
PALABRAS
Con pocas palabras, pero claras y precisas, comenzó a explicar la situación. Mientras hablaba, yo sólo era capaz de repetirme: Cuba. Se marcha a Cuba. Y de imaginarme aquella isla tan lejana, con gente tan distinta a nosotros, con costumbres diferentes. Recordaba a los soldados que habían vuelto de la guerra, famélicos, delgadísimos, amarillentos y con fiebres imposibles. Y eso, los que habían conseguido regresar. Pensaba en el largo viaje, en los peligros del mar, en las dificultades con las que tendría que enfrentarse en una ciudad y en un país desconocidos.
Él seguía ilusionado: Mire madre, no ponga esa cara. Es una tierra rica y los españoles se ayudan unos a otros. No estaré solo. Podré trabajar y será más fácil abrirse camino. Con la preparación que tengo, mis posibilidades allí son grandes.
Un rayo de sol entraba por el balcón entreabierto en la tibia tarde de abril y se oía el entrechocar de las piñas en la gran red del carro que pasaba por la calzada y el rumor apagado de las voces de los carboneros de la casa vecina. Su mirada parecía abrazar la habitación, la mecedora de madera y mimbre, la mesa camilla, el viejo aparador con la jarra del agua…
-¿Cuándo te vas, Julio?- Era Jesús, el que hablaba. Y dirigiéndose a mí: Vamos. ¿No ves el calendario? ¡ 1927! Y las cosas no son como antes.
- Mi padre tiene razón. El viaje no será largo, tan solo dura quince días. Tengo pasaje para el Alfonso XIII Embarcaré en La Coruña el 20 de mayo.
-¿Ya? No hay tiempo para preparar nada-. Ahora era yo la que hablaba muy bajo y con miedo de que las lágrimas se escaparan.
- Tampoco será necesario. No necesito mucho. Solamente un poco de ropa y algo de dinero. El viaje puedo pagarlo yo.
Jesús se había ido al dormitorio a buscar los documentos.
Con el número de mudas, el traje que habría que comprar, la maleta. se mezclaba el dolor y la nostalgia, el temor a esperar diariamente una carta que nunca me iba a explicar como estaba porque ya no tendría el sonido de su voz, ni su sonrisa, ni sus protestas y sus enfados. Tan solo su recuerdo.
MEG
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