Miedo encerrado
Oculto bajo la almohada
Noche tras noche
Y hasta la madrugada recién formada
Quieto callado
Pálido y desvergonzado
Inquietante y duro
Entremetido en la alcoba
de suspiros oyente
La sábana aun mojada
De unas lágrimas escabullidas
sin permiso derramadas
de desesperación presas
Sumisas
Contando segundos
Borreguillos y luceros
En aquel mundo oscuro
De un tamaño inseguro
Trascurren pesadas las horas
De minutos cargadas
Mientras los ojos agotados
Enrojecen de hastío
En la noche cerrada.
María
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