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Taller Literario de Salinas

El Tremedal

Perseguida entre corriendo en el tremedal, un calor húmedo me cubrió todo el cuerpo, se sentía una fetidez horrible, corrí entre los árboles hasta que la oscuridad me impidió ver, tropecé con algo y caí, me acurruque entre un árbol y un montículo de tierra húmeda. La poca luz entraba entre las copas de los arboles movidos por el viento, árboles llenos de líquenes, enredaderas y bejucos enormes que parecían grandes brazos que me buscaban en la oscuridad, el silencio ruidoso del bosque me sobrecogió, me quede quieta tratando de escuchar, un coro de araguatos a lo lejos cantó con sus gritos guturales, las arenas movedizas borboteaban a derecha e izquierda del camino que había desaparecido en la oscuridad, los únicos destellos eran el titilar de cocuyos, el ulular de un búho y el rugido de un felino me erizaron todos los vellos del cuerpo, una araña mona enorme me caminaba en la pierna, miles de insectos y cosas pequeñas se arrastraban por el suelo rozando mis pies desnudos. Empezó a llover y grandes nubes de mosquitos me rodearon. De repente mi apoyo, el montículo húmedo se movió, se hizo un silencio terrible y una anaconda gigante se deslizó contra mi espalda metiéndose en la marisma cercana.

Segunda versión:

No podíamos hacer mas nada, teníamos que entrar en el tremedal eso detendría a nuestros perseguidores, ciénaga y bosque, marisma de aguas fétidas, arenas movedizas, animales salvajes, serpientes y arañas monas nos esperaban.

Prácticamente era de noche, un camino angosto serpenteaba entre los grandes árboles llenos de líquenes, enredaderas y bejucos enormes que parecían grandes brazos que nos buscaban en la oscuridad, un grupo de araguatos nos recibió con sus gritos guturales, las arenas movedizas borboteaban a derecha e izquierda del camino que había desaparecido en la oscuridad, los únicos destellos eran el titilar de cocuyos, un ulular de un búho y el rugido de un felino nos erizaron todos los vellos del cuerpo, miles de insectos y cosas pequeñas se arrastraban por el suelo rozando nuestros pies desnudos. Grandes nubes de mosquitos nos torturaban constantemente, de repente el roce de un pesado cuerpo contra la hojarasca húmeda… Se hizo un silencio terrible y  una anaconda gigante paso casi a nuestros pies y se perdió en la marisma.

 

Tremedal: Ciénaga o marisma de arenas movedizas

Bejucos: Lianas

Arañas monas: Tarántulas venenosas de gran tamaño.

Araguatos: Monos aulladores de color castaño rojizo

Cocuyos: Luciérnagas

Bulldox  Enero 2010

 

 

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