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Taller Literario de Salinas

DIVORCIO AMERICANO

DIVORCIO  AMERICANO

¿Estaría el mar tan enfadado porque la luna había decidido abandonar el cielo? Se preguntaba Ruth arrebujada entre las sábanas blancas de su habitación en aquel castillo, donde a pesar de llevar una semana ya, no se acostumbraba aún a su lobreguez sintiéndose permanentemente en vilo, asustándose ante cada sonido.

Se durmió con la imagen de aquel mar bravo y crespo aullando en aquella noche de total oscuridad, de “luna vacía” como le había contado su abuelo cuando llegó con aquella cara asustada, las facciones contraídas y la piel helada, de la mano de la aya y se tiró en sus cálidos brazos buscando el consuelo y calor del que carecía desde hacía casi seis meses cuando sus padres habían fallecido en un accidente de automóvil.

El abuelo antaño risueño y elegante, se había quedado postrado en una silla de ruedas tras conocer la noticia de la muerte de su querida hija y su yerno, y lo peor, sin ganas de vivir, a no ser por aquellos momentos en que volvía a sonreír con su pequeña en el regazo haciéndole carantoñas como si no hubiera transcurrido el tiempo, y se tratara de su Mimí.

Aquel día, le había contado una historia que la había dejado relajada y más tranquila, aquella de su infancia cuando paseando por el acantilado al atardecer, el rumor del mar en calma acompasando sus movimientos, y cómo se había sentado a leer quedándose completamente dormido hasta que un murmullo de olas le había hablado al oído avisándole de una fuerte tormenta que se acercaba peligrando su vida, abrió los ojos, y se encontró en la más absoluta oscuridad, echó a correr hacia el castillo entre truenos rayos y un potente diluvio, sólo una vez se dio la vuelta para darle las gracias al mar, viendo a través de la fugaz luz del faro aquel mar desconocido por la inusitada fuerza con que batía sus olas en ausencia de aquella siempre presente luna.

Llegó a salvo, una partida de hombres junto al sheriff del condado, aparecieron entre la negrura empapados y con la desesperación pintada en sus húmedas caras pues creían haberlo perdido para siempre.

                              Sesyx

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