Blogia
Taller Literario de Salinas

Una naranja

Una naranja comienza siendo flor como el  resto de las frutas; pero no lo hace como una flor cualquiera, sino como flor de azahar...casi nada, y sino, pregunta en Sevilla. Una vez perdidos los pétalos se convierte en un botón verde que va engordando con el paso de las lluvias y del sol de primavera, para, en el otoño, ser ya el fruto esférico y luminoso que tienes ante ti.

 

Entre las naranjas hay castas, hay importantes naranjas “ de mesa” y modestas naranjas “de zumo” ambas un poco antagónicas, ya que si haces zumo con una naranja “de mesa”, obtendrás muy poco; y si te comes una naranja “de zumo” como si fuera “de mesa”, notarás que es más basta y pellejuda...pues eso, como de casta inferior. Cada una para lo suyo, la “de mesa” para el postre, la “de zumo”, para el desayuno.

 

Como ya te habrás dado cuenta la naranja es una fruta eminentemente jugosa, con una cáscara o piel que la cubre por completo. Si miras su exterior con mucho detenimiento te darás cuenta de que está formada por minúsculas esferitas rellenas de líquido, por eso si aprietas entre tus dedos una piel  quedarán aromatizados con perfume de naranja.

 

Las naranjas son bellísimas en muchos sentidos, pero el verdadero tesoro de ellas está en su interior ¿Cómo acceder a  él? Tienes varias maneras de hacerlo, si eres muy fino puedes usar cuchillo y tenedor, pero no te lo recomiendo, la naranja debe ser sostenida al menos un rato sobre la palma de la mano para así notar su peso y consistencia. Si me permites, te diré como lo hago yo:  comienzo siempre trazando un círculo con el cuchillo en su parte superior, para luego tirar con firmeza hacia arriba. De esta manera se consigue una especie de boina formada por la propia piel de la naranja junto a parte de su corazón. Después lo mejor  es seguir con los dedos: desliza el pulgar entre la piel y el interior del fruto y arrástralo luego alrededor. Conseguirás de esta manera, que la piel se desprenda en su totalidad, dejando a nuestra amiga completamente desnuda . Tendrás ahora que separar los gajos ¡con muchísimo cuidado! Es casi seguro que cuando realices esta operación algún gajo traidor se rompa, y su contenido salga en forma de surtidor para ir a parar, con total seguridad, a tu ojo...y eso escuece amigo, escuece mucho. Por ello te prevengo: debes “achinar” tus ojos todo lo que puedas al hacer esta maniobra para que el zumo traicionero no tenga mas que un resquicio para penetrar (ésta es la respuesta a porqué todo el mundo pone cara de chino cuando pela una naranja).

 

Otra manera de comer la naranja en partirla en “barquitos” (como dicen mis hijos), esta técnica, más brutal y salvaje que la anterior, consiste en aplicar con un cuchillo bien afilado una serie de cortes perpendiculares entre sí, hasta que nuestra amiga quede dividida en cuatro u ocho trozos simétricos. Luego puedes deslizar el cuchillo entre la piel y la carne y liberar la parte comestible del fruto. Que quieres que te diga...a mí esta forma de partir la naranja me parece un poco “naranjicidio” siempre con restos de  sangre de naranja encima del plato cómplice. Prefiero la peladura sutil y artesanal de “lo hecho a mano”, sin armas blancas de por medio.

 

Una vez pelada nuestra fruta  puedes separar un gajo de sus hermanos y metértelo en la boca. Si muerdes con firmeza notarás como el líquido que contiene inunda su interior. Mastícalo, saboréalo y después traga despacio, no te apures y disfruta del momento.

 

La naranja tiene primas como la mandarina y la clementina y hermanos, como el pomelo y el limón, pero eso, amigo, ya es otra historia...

 

3 comentarios

Mercedes -

Precioso. A partir de hoy no me comeré simplemente una naranja sino que será "el arte de comerme una naranja".

dominique -

cada vez que pelo una naranja recuerdo el texto... procuro no hacerlas sangrar...

carmela -

!Ya no me acordaba! nunca una naranja dió tanto de si... genial