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Taller Literario de Salinas

La oración de los jueves por la noche

                       

 

 

-¿Mamá, por qué te vas otra vez?

-¿Cómo que otra vez?  No empieces ya y no pongas esa carita porque sabes perfectamente que es jueves y que tengo una reunión... además os cuida la abuela.

-Ya lo sé... ¿llegarás tarde?

-No, como siempre... pero tú, a dormir que mañana tienes cole, ya te iré a dar un besito a la cama cuando vuelva.

Parece que siempre es  jueves…  odio los jueves. Lo único que me gusta de las  reuniones de mamá  es que puedo ver como se maquilla para salir aún más guapa... cuando yo sea mayor me maquillaré como ella... me gusta el olor de todas estas cremas que utiliza mamá, me gustan sus manos… no sé cómo puede meterlas  en el agua asquerosa de fregar los platos.

-Apártate un poco que no me dejas terminar y llegaré tarde... un besito y a la cama... cuidado, no hagas ruido que tu hermana ya esta dormida.

-Ya lo sé...

Dormida como siempre... ¿ cómo podrá estar dormida? Se va mamá y no está nada preocupada. ¡Qué fácil pasar de todo! Sin embargo es de noche, mamá volverá muy tarde y podría pasarle un montón de cosas. Todos dicen que mi hermana era preciosa cuando nació, y que al verla mi  papá se puso tan contento que le regaló un reloj a mamá... pero, ¿ quién se tiene ahora que quedar despierta para que no le pase nada a mamá? Pues yo. Rezaré un poco pero tendré que ponerme de rodillas encima de la cama porque si no, no vale.  Rezaré diez Ave Marías, creo que bastará… pero tengo que fijarme en cada palabra que digo  porque sino, tampoco vale... eso, nos lo dijo Sor Auxiliadora y mamá dice que es verdad y que hay que estar a lo que se está sin distraerse. Ya está, me he perdido... tengo que volver a empezar, tengo frío y ganas de llorar.”Dios te salve María llena eres de gracia...”.  Si me enfrío, lloro y rezo, es más fácil que la Virgen me haga caso y proteja a mamá... a la Virgen le gustan los sacrificios. El año pasado durante La Cuaresma hice un montón de sacrificios, muchos más que mi hermana... mamá me felicitó y dijo que la corona de Jesús en la cruz tendría una espina menos gracias a mí. Pero otra vez a empezar... no lo conseguiré nunca y si le pasa algo a mamá me moriré. No, no tengo ni que pensar en esta  palabra. A veces mama dice que nos quiere tanto que prefiere vernos muertos a que cometamos un pecado mortal. Sé que hay una palabrota muy fea que es mortal y la dice a veces mi hermano mayor... pero ahora no puedo pensar en él, ahora la que me necesita es mamá  y voy a  rezar como hay que hacerlo, sin distraerme, hasta su vuelta. Me duelen las rodillas pero tengo que dejar de llorar, y terminar lo antes posibles con esos diez Ave Marías bien rezados... luego, la esperaré, y cuando oiga la puerta me haré la dormida hasta que venga a dame un beso.  ¡Cuánto tarda!

--Dios te salve María, llena eres de gracia...

Ya llega mamá, oigo sus pasos... creo que el beso que le dio a mi hermana ha sido más largo que el que me dio a mí, no es justo... mi hermana duerme y yo me preocupo... cada noche que mamá sale, la salvo yo. Se lo tendría que contar todo a mamá para que me quiera un poquito más  pero… Sor Auxiliadora dice que si uno se da importancia con las buenas acciones que va haciendo pues…  que ya no valen. No sé porque sigo teniendo tantas ganas de llorar si mamá ya está en casa... mañana no voy a poder levantarme, ojalá esté enferma.

                                                                                                                           Dominique (a los 8 años)

 

 

2 comentarios

Anónimo -

!Cuanto se sufre en la infancia!

Mercedes -

Genial. Cuando lo estás leyendo te pones en el lugar de esa niña de ocho años, de sus sensaciones, de sus miedos, de sus fustraciones ...