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Taller Literario de Salinas

AMANECE

AMANECE

Había llegado al taller de lectura, cuando Jane me dio la noticia… habían asesinado a Susan esa misma noche.

Comenzaron a llegar los demás cuando el profesor entró con gesto sombrío. Ya no era el mismo Peter alegre y bromista de siempre y a pesar de la situación se nos hizo extraño verle tan preocupado.

Nos contó como habían encontrado a Susan muerta en su casa… el cinturón de su albornoz todavía alrededor de su cuello, los ojos desorbitados y la lengua caída hacia un lado.

No entendíamos la razón por la que Peter se encontraba tan sumido en sus pensamientos; Susan no daba muestras de tener problemas, era una chica alegre y extrovertida y si había sido un asesinato, nada podíamos hacer nosotros. Sin embargo, seguíamos con nuestras cavilaciones y dábamos nuestra opinión cuando Peter se dejó caer en su silla.

--¡No lo entendéis! exclamó, y nos contó entonces como le había dejado a Susan ojear el libro que estaba escribiendo; en el hablaba de varios tipos de homicidios, cada uno cometido por distintas personas. Ahora sí entendíamos su congoja, y le pedimos que nos dejase leer su libro... luego, opinaríamos.

Pasaron los días. A mí me había tocado leerlo en último lugar; tenía que ausentarme un par de meses, lo haría a mi vuelta.  Cuando regresé, noté la falta de gente en el taller de lectura; ante mi pregunta de donde estaba la gente Peter palideció: uno tras otro habían aparecido muertos después de leer el libro… a cada uno de ellos le habían matado de una forma distinta, según las técnicas recogidas en el libro. No lo podía creer, ¿por qué habían sido escogidos, ellos, gente normal y sin problemas aparentes, como víctimas para tales crímenes? 

Cogí el libro “Amanece”. Me enganchó desde el principio, era psicótico, extraño, extremista… tuve que reconocer lo bueno que era. Contaba con increíbles detalles y no faltaba nada que luego no se hallase en la escena del crimen.

Pasé toda la noche leyendo, quería darle a Peter mi opinión a la mañana siguiente, pero éste no apareció, ni esta, ni ninguna otra mañana. Le encontraron muerto en su coche; había tomado una dosis de cianuro. Una copia del libro “Amanece” permanecía en el asiento del copiloto, pero en este ejemplar había un capitulo más, un nuevo asesinato que no aparecía en el libro que yo tenía. Sentí como mis manos sudaban… según lo que había pasado ahora me tocaría a mí… pero…  ¿Quién había escrito este último capítulo? Pronto lo sabría.                                    VERO

2 comentarios

Dominique -

Vero, ahora te toca seguir con la historia ... nos tienes a todos super intrigados... lo que equivale a decir que es un relato muy interesante...

Anónimo -

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