Él
ÉL
No sabría decir cuando abandonó este mundo, o si fue el mundo el que lo abandonó a él.
Pero un día comprendí que vivía fuera de la realidad, como si llevara una existencia paralela.
Hablaba de cosas que nadie entendía y él no parecía entender a nadie.
Siempre había rehuido responsabilidades. Aparentemente vivía sin preocupación alguna, salvo comer y dormir.
Eso sí, le envolvía una suerte de permanente buen humor, exasperante en situaciones dramáticas pero que, en general, te hacía sentir que la vida nunca era un problema.
Su decadencia y abandono fueron paulatina e inexorablemente en aumento. Pronto hubo que controlar sus funciones básicas, como el aseo personal y otras más escatológicas.
Hoy le llevaron a la residencia.
Ahora sí, sé que, al menos este mundo, acaba de abandonarle a él.
La Vox
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