El viajero
El viajero.
Buscaba un lugar tranquilo para morir.
Viejo errante de pueblos sin fortuna, donde habitan gentes de todas clases; con su violín a cuestas, sus ropas hechas harapos, mendrugos de pan con tocino para sus viejos y carentes dientes… ¡benditas melodías, que en su día enamoraron a jóvenes parejas!
Pero sigue solo, más cansado que de costumbre, y busca un lugar donde acurrucarse del tiempo.
¡Viejo árbol, tanto como yo! ¡Dale descanso a este viajero!
Apoyado en sus raíces, se duerme para siempre, mecido ahora por el murmullo del viento entre las ramas. Una vieja estatua con violín, quedará en su recuerdo, y en los días de viento se dice que aun se pueden oír sus tristes melodías…
Vero.
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Anónimo -
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