Carnaval
En medio de la vorágine de disfraces, se reconocieron en cuanto se vieron. Pertenecían a la misma estirpe. Ella vestida de vampiresa con su traje rojo fuego y los labios encarnados. Él impecable con su esmoquin, pajarita negra y una larga capa que arrastraba por el suelo. Cuando se vieron en sus pupilas verdes sonrieron.
Sin decirse nada danzaron uno junto a otro, en un baile hipnótico.
Todo desapareció a su alrededor.
Al fin salieron por la puerta cogidos por el talle.
Riendo a carcajadas rompieron todos los espejos en los que no se reflejaron. Quemaron todas las cruces de la ciudad y luego, al llegar el amanecer, se dejaron alcanzar por los rayos del sol y, ardiendo en una llama azul, se convirtieron juntos en polvo.
Un polvo eterno, interminable, que no tardó en dispersar la brisa de la mañana.
Fonx
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