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Taller Literario de Salinas

la duda

Era época de rebajas. Los grandes almacenes eran un hervidero de gente a la búsqueda de la prenda más barata. Alicia en la cabina del guardarropa luchaba por meterse en aquella prenda íntima que le parecía tan sexy pero cayó en la desesperación más absoluta al darse cuenta de que no entraba dentro. Los años eran los años y los kilos pesaban ya como los años. Llegar a esa desoladora conclusión motivó su precipitada huída del vestuario pues no quería seguir viendo aquel cuerpo que comenzaba a ser flácido reflejado en el espejo. Mientras se alejaba de la sección de lencería el fragor y la algarabía de todas aquellas mujeres revolviendo entre los montones de ropa la deprimió aún más. A ello se sumó la frustrante sensación de pensar que utilizara las artimañas que utilizara para mejorar su aspecto físico y reconquistar a su marido estas  no eran sino vanas expectativas que no suponían más que una inútil pérdida de tiempo.  Pero por eso, por que se trataba todavía de una sensación esta cruel realidad no llegaba aún a tomar forma en su cerebro y por lo tanto  a su plena aceptación por parte de este. Así  por dentro sus neuronas se consumían intentando buscar una solución a esta agonía del desamor que la mataba lentamente. Caminando taciturna por la solitaria avenida después de alejarse de los grandes almacenes pensó que quizá una sorpresa podría cambiar el oscuro destino de su maltrecha relación. Pero ¿qué sorpresa?, ¿qué era lo que podría hacer cambiar la actitud de su marido hacia ella? Mientras así meditaba se cruzó con un hombre. Primero no le prestó atención pero algo le hizo darse la vuelta y volver a mirarlo y entonces en el perfil de aquel individuo le pareció reconocer a Agustín, aquel antiguo novio del que su marido siempre había tenido tantos celos.  En ese momento tuvo la corazonada de que algo sucedería, algo que la haría recuperar las ilusiones perdidas.  Si, gritaría su nombre y si en efecto era él quizá podría volver a sentir aquel cosquilleo en el estómago, aquellos nervios que eran como mariposas aleteando en su vientre, esos momentos tan especiales y únicos de los amores principiantes. Alicia no era consciente de que su mente ofuscada por el dolor seguía empeñada en  la búsqueda de quimeras que la hicieran retornar a aquel pasado en donde los ideales aún existían y la rutina no sólo amorosa sino en todos los demás aspectos de su vida no se había establecido aún. Nunca quiso aceptar que los credos de su juventud, aquellos dogmas que siempre le habían parecido imperecederos e inamovibles se habían desmoronado al igual que su matrimonio como un castillo de naipes. Y ahí estaba su fallo, había sido ella misma con su intransigencia y su férrea e inamovible visión de las cosas la que había destruido la ilusión y el sentido lúdico de su convivencia. Cuando quiso darse cuenta ya era demasiado tarde y ahora vivía entre contradicciones pues todo su pasado se estaba convirtiendo en una enorme duda sobre lo que debería haber hecho y quizá no hizo.  Sabía que su marido estaba ultimando los papeles del divorcio pero incapaz de asimilarlo seguía empeñada en aquella reconquista inútil que al mismo tiempo la anulaba para la búsqueda de aquellos objetivos tan necesarios para lograr encauzar su vida. Esa no aceptación de una situación  que ya no tenía vuelta atrás y que para ella era un tremendo fracaso moral la impedía cambiar de actitud y comenzar una nueva etapa de su vida más desinhibida y libre de convenciones pues cualquier tipo de concesión que supusiera quebrantar su estricta y rígida moral le suponía caer en el desenfreno y la depravación absoluta. Y así Alicia retuvo aquel nombre  ahogado en su garganta y contempló melancólica la espalda de aquel hombre que quizá fuera su antiguo novio mientras se alejaba lentamente. 

 

Xeres

3 comentarios

Sandex -

Me encanta como describes un momento, una mañana de rebajas hilando el texto con una realidad cotidiana y rematando el ejercicio con todas las palabras

Bordex -

Opino lo mismo

elegantex -

tú no hiciste "trampa" para meter tantas palabras (sin calzador) en un texto coherente y muy realista... ¡muy trabajado!