Blogia
Taller Literario de Salinas

¿El mundo al revés?

Me hallo sumido en el marasmo, le dijo Severino a su compañero de sillón, pero este que dormitaba plácidamente mientras un hilillo de saliva resbalaba por la comisura  derecha de su boca hasta caer en una gastada chaqueta gris no lo oyó.

                ¡Pascual! ¡Qué me hallo sumido en el marasmo! ¡Mira lo que están contando en la televisión! ¡Qué no entiendo nada!  - repitió en voz más alta Severino -. Pascual cabeceó, miró con los ojos entrecerrados a Severino y sin decir nada volvió a inclinar la cabeza, esta vez hacia el lado izquierdo mientras un hilillo de saliva comenzaba a resbalar por este lado de su boca.

                Severino miró a su alrededor deseoso de contarle a alguien lo que en ese momento pasaba por su cabeza. Pascual, insensible a sus voces, seguía durmiendo. Angustias, amarrada a su silla de ruedas con una cincha que la sujetaba a la altura de la cintura para que no se cayera hacia delante, miraba fijamente la televisión. Severino la descartó porque estaba sorda como una tapia. Clementina, aferrada a su toquilla de color malva, estaba obsesionada con los robos y cuando alguien intentaba hablar con ella prorrumpía siempre a gritar:

- ¡No!. ¡No me la quitaréis!. ¡Desgraciados!. ¡Ladrones!. ¡Socorro!. ¡La toquilla no me la robareis!

                 Anselmo y Marina sentados enfrente de él y cogidos de la mano cantaban una canción mientras que Ramiro enfadado los amenazaba con su bastón para que se callaran. Silvina, una coqueta y menuda anciana, acariciaba con sus finas y blancas manos el pelo de la muñeca que tenía sentada en su regazo. Hilario haciendo equilibrios en el borde de la silla  se balanceaba hacia delante y hacia atrás mientras repetía en una letanía monocorde:

- “lunes, martes, miércoles”, “miércoles, martes, lunes”, “lunes, martes, miércoles”, “miércoles…”.

                Carlota con su flácida humanidad repantigada en el sillón y sujetando con su mano derecha el tembleque de su mano izquierda, intentaba conversar con su vecina de asiento que estaba concentrada en enrollar y luego desenrollar una madeja de lana rosa.

                Severino miró hacia el pasillo y vio venir a Manolo que caminaba a trompicones pues su medio cuerpo vivo arrastraba a su otro medio cuerpo muerto. Detrás dos cuidadoras se acercan con paso firme y ágil. Llegan a la salita y comienzan a ayudar a los ancianos a levantarse para ir llevándoselos uno a uno a sus habitaciones. Es la hora de acostarse.

- ¡Ande Severino, cójase de mi brazo! ¿No tiene sueño? ¿Qué tal pasó el día?

- ¿Sabes María?

- ¡Dígame Severino!

- ¡Qué me hallo sumido en el marasmo!

- ¿Cómo? Pero…  ¿Qué quiere decir con eso?

- Es por una cosa que escuché hoy en la televisión. Tengo muchas dudas pues no sé si habré oído bien

- Pues cuénteme, cuénteme Severino, que si puedo yo lo saco de la duda.

- Ahora mismo estaba yo viendo un programa de televisión en el que salía una pareja que estaba esperando un niño y…

- Que las parejas esperen niños es algo muy normal Severino – le interrumpe la cuidadora-

- Ya, pero es que en esta pareja el que iba a tener el niño era el hombre, ¡era un hombre embarazado!

- ¿Que el hombre estaba embarazado? ¿Cómo puede ser eso? – la cuidadora mira extrañada a Severino –

- Bueno, es que exactamente no es así. Creo que no me expliqué bien.  El hombre antes era una mujer, pero quería ser un hombre y ahora es un hombre, pero un hombre embarazado. ¡Y Patricia ahora es Patricio!, ¡que hasta tenía un poco de barba!, ¡que yo lo vi!. Y su pareja, la mujer, antes era un hombre y como quería ser una mujer, pues ahora es una mujer…  pero una mujer con pene. ¡Y la mujer con pene dejó embarazado al hombre que antes era mujer!.  ¡No me mire tan raro María que no chocheo!, ¡qué era un hombre embarazado!, ¡un hombre que antes era una mujer!. ¡Y la mujer tenía tetas pero también tenía pene!, ¡que yo lo vi!, ¡qué lo decían en la tele María!

- ¡Ay!, ¡Ay! ¡Severino!, ¡Severino! Lo que yo creo es que se quedó dormido y empezó a soñar con el marasmo, el hombre embarazado, la mujer con pene y ¡que sé yo con que más habrá soñado!

- ¡Que no María!, ¡que no!, ¡que no soñé!, ¡que sólo es que el mundo está al revés! Que después de esto ya no me queda nada por ver.

                Severino se queda triste y entra en su habitación pensando que ya ni con las cuidadoras puede hablar. María,  mientras se aleja por el pasillo murmura muy quedo:

- para uno que todavía tenía la cabeza bien…

 

Xeres

5 comentarios

Mex -

Una muy buena descripción de nuestro mundo loco

Distrax -

Una perfecta descripción de cada personaje que te imbuye en el relato.

Malalax -

Muy bueno y muy actual

elegantex -

bien dicho Bordex... un 10 y además tan tremendamente real...

Bordex -

Como siempre, un 10