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Taller Literario de Salinas

La mirada

La mirada

 

No entiendo porque me está mirando.

No creo conocerla, Me extraña su forma de mirar, ¿mirará a todos así? O es solo mi percepción equivocada. Es una mirada fija, inmóvil, acusadora, amenazante en cierta forma y todo su cuerpo está en tensión. Toda ella es extraña pero cuadra con el ambiente, todo el lugar es extravagante, se siente algo especial. A media luz, lleno de humo de cigarro, un olor fuerte a madera e incienso. Se percibe también olor de cera, parafina, olor de velas encendidas como en una iglesia, aunque no se ven por ninguna parte. Hay rincones oscuros y otros en penumbra.

Ella lo expresa con su mirada, pero todos están rodeados de una aurora, un aura, hostil es quizás la palabra. O más bien se podría definir como extraño y chocante.

Ya desde ayer cuando me invitaron a venir he estado sintiendo desazón, congoja tanto por quien me invitó, como por la forma de hacerlo. En el momento pensé que eran prejuicios debido al malestar de la gripe, pero los sentimientos extraños me han seguido desde ayer, anoche tuve pesadillas insólitas. Escalofríos y sudores acompañados de una angustia como de perdido en la oscuridad y me costó mucho esfuerzo salir de ella y despertarme. Y por supuesto no pude conciliar el sueño de nuevo.

Y ahora estoy aquí de pie en la entrada del local, sin atreverme a entrar,  inmóvil y extasiado solo sintiendo el peso de la mirada de una gitana de pelo oscuro, algo me dice que me vaya corriendo de este lugar, pero la curiosidad y esa mirada me atrae a la vez que me asusta.  Pasan los minutos y no me decido, y ella continua mirándome, como distraída, pero no, no está distraída está en tensión, concentrada observándome como una serpiente que trata de hipnotizar a un pajarillo. Le sonrío, le guiño un ojo, no se inmuta, me siento idiota. No sé qué hacer, ¿me voy o me quedo?

Entraré y daré una vuelta por el local para estudiar el ambiente y ver si encuentro algún conocido o si veo algún amigo.

Al dar un paso dentro del local, todas las cabezas se volvieron hacia mi, se me erizaron todos los pelos del cuerpo, sentí un escalofrío corriendo por el espinazo, todos tienen ese algo extraño en la mirada, todos me miran atentos, sin moverse, se hizo el silencio en el local. ¿serán vampiros?, ¡me largo, dije!…..y salí corriendo del local oyendo a mi espalda las carcajadas de esos ojos hostiles.

 

No volveré jamás.

 

 

Michael, 13 de mayo 2009.

 

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