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Taller Literario de Salinas

Tristeza.

… Amanece y, mis ojos siguen sin poder cerrarse. Hace tiempo que el sueño se alejó de mi penosa vida, sin darme un minuto de sosiego, ni calma.

Siento como su melancólica voz aun quiebra todos mis sentidos… ¡No me dejes aquí, por favor, mamá! Pero yo, intransigente, dura, tal como me habían educado mis padres, ahora ejercía la misma autoridad con mi hija y, desoyendo sus súplicas, la encerré en aquel colegio… ¿por su bien? ¿Por mi comodidad? Nunca quise contestar a esta pregunta incomoda, por temor a una respuesta mas incomoda aun.

Y desde aquella llamada… aquella terrible llamada, aquella noticia espantosa… sin comprender nada de la voz agitada y nerviosa del otro lado, tratando de decirme algo sobre mi hija. -¡Venga de inmediato, su hija ha sufrido un accidente! Pero no se preocupe, todo saldrá bien.

¡Todo saldrá bien!...  Desde luego así fue. Había bebido una botella de algo tóxico y no había muerto, pero las secuelas jamás se borraran de su interior, deteriorado para el resto de su vida por aquel líquido mortal. Ella, vivirá limitada; yo no viviré y el sueño placido, sereno, nunca volveré a recuperarlo.

 

Bor

1 comentario

elegantex -

muy "oscuro" tanto el relato como la foto... al igual que para resaltar el sabor dulce se pone sal echo de menos una nota de luz entre tanta oscuridad...